Si alguien me decía en enero que este iba a ser el año en que comenzara a escribir, no lo hubiese creído. Y si me decían que además iba a participar en una revista literaria, me hubiera reído como loca. Pero eso fue lo que sucedió. En este año tan particular e inesperado y en el contexto del confinamiento, me anoté en un taller de iniciación a la escritura. Nunca en mi vida había participado en algo así y jamás había escrito otra cosa que no fuera la lista de las compras. Y se me abrió todo un mundo.
Lo más loco de todo es que ninguno de los que participamos en los talleres (porque como éramos muchos se desdobló en dos horarios) nos conocíamos de antes, exceptuando a una de las chicas y yo. Nunca nos vimos las caras más allá de la pantalla, aún hoy seguimos sin conocernos personalmente, pero es tanto el cariño que nos tenemos que no se puede explicar, traspasa toda la virtualidad.
Estamos bajo el ala de nuestra queridísima Marcela Minakowski, quien nos guía en este vuelo literario. Juntos ideamos y diseñamos esta revista, Del mate a la luna, donde se reúnen los textos del Taller del Mate (los chicos de la mañana) y del Taller de la Luna (los chicos de la tarde).
El diseño de tapa es de la genial Gisela Cairo, una genia de la ilustración que además escribe hermosísimo.
La revista llegó para quedarse y será estacional. Este es el primer número, edición primavera. Los invito a que la lean y la compartan:Después me cuentan qué les pareció, nosotros estamos muy felices. ¡Que la disfruten!
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